#1 El modelo de negocio
No basta con querer, hay que tener una hoja de ruta y una estrategia.
Conozco a mucha gente que sigue atada a su empresa, a pesar de ser profundamendamente infeliz porque no sabe cómo ejecutar su plan de montar un negocio.
Y también conozco a mucha otra que ha creado su propio proyecto y se está hundiendo porque no tiene ni idea de a dónde quiere llegar con él.
Antes de lanzarte a la piscina es necesario enfrentarse a una visión más realista de las cosas.
¿Cuál es tu propuesta de valor?
¿Qué problema solucionas?
¿Hay un mercado dispuesto a comprarte?
¿Son suficientemente amplios los mágenes de beneficio?
¿Te llena realmente lo que vas a hacer o solo estás desesperado por dejar tu trabajo cuanto antes?
¿A qué retos te enfrentas?
¿Cuál es tu ventaja competitiva?
Solo hay una forma de saber si tu modelo de negocio es viable y es probando.
¡Pero ojo! Una idea de negocio no se valida saliendo al mercado por todo lo alto, con un blog digno del The New York Times, una inversión que te deja la cuenta del banco en números rojos y varios meses encarcelado frente a la pantalla del ordenador.
Este es un error bastante habitual. Y, el problema, es darse cuenta de que algo no funciona después de pasar meses o incluso años dedicando todos nuestros recursos a un proyecto condenado al fracaso.
¿Mi recomendación para validar rápido tu idea sin perder tiempo ni dinero?
El método Extreme Blogging. En 30 días pruebas tu modelo en el mercado real, sin necesidad de crear un blog, escribir contenidos ni diseñar tu propio producto.
Si funciona y te gusta, genial. Puedes seguir adelante y diseñar tu estrategia.
Si no funciona, es momento de pivotar y probar algo diferente.
#2 La formación
Es verdad que se aprende de los errores y que vas a cometer un montón de fallos en tu aventura.Sin embargo, cuando te estás jugando pagar las facturas al final de mes no puedes permitirte el lujo de andar con prueba y error en cada paso.
Tienes que tratar de hacer lo más pequeña posible la curva de aprendizaje y, además, no puedes conformarte con ser mediocre. Si vas en serio con el sueño de emprender, ponte el reto de ser el mejor en tu nicho.
Pide ayuda a un mentor que ya haya recorrido el camino que tú necesitas hacer ahora y deja que te guíe.
Como digo, esto es algo aplicable en todas las etapas del negocio. No importa si eres un novato o llevas años dirigiendo tu proyecto, la formación siempre es un pilar del éxito.
Elige bien a tus mentores y reinvierte los beneficios de tu empresa en buenos trainings. Verás como te compensa.
#3 El público
Tus clientes son tu razón de ser.
A nadie le importa lo bonito que es tu producto o los beneficios de tu servicio. Lo que de verdad importa es tu capacidad para resolver problemas.
Tu público potencial quiere que lo ayudes y que la compra de tu infoproducto o servicio le genere una experiencia satisfactoria.
¿Sabes cómo se consigue eso?
Antes de nada, define el buyer persona. Diseñar este perfil te dará pistas para saber qué contenido crear y cómo aproximarte a los clientes que te interesan.
Pregunta a tu audiencia qué quiere. Así, sin más. Cada vez que se una un nuevo suscriptor a tu blog, hazle una cuestión muy simple: “¿Cuál es tu problema número 1?”. Esto te ayudará a diseñar mejores productos y servicios.
No te encierres en tu cueva. Participa en eventos y relaciónate con otros profesionales de tu sector. Seguro que tienes mucho que aprender de ellos.
Adáptate. Tu público está en una transformación constante y tu debes evolucionar junto a él, si no quieres perderlo.
En definitiva, conoce bien quién es tu cliente ideal y escucha lo que tiene que decirte.
#4 El sacrificio
No hay amor sin espinas. Ni tampoco emprendimiento.
Construir tu propio negocio online es difícil y hay que sobrevivir a los altibajos. Un día te querrás comer el mundo; otro pensarás que nada tiene sentido.
Cuanto antes lo aceptes mejor.
Nadie monta un negocio de éxito tomando mojitos en la playa. Para llegar a donde quieres, vas a tener que trabajar mucho, muy duro y durante bastante tiempo.
Pero, eso sí, te aseguro que cada victoria va a merecer la pena y que dedicar tu vida a hacer lo que te gusta no tiene precio.
Tomátelo con calma.
Encuentra el punto de equilibrio entre el sacrificio y el burnout. Necesitas poner toda la carne en el asador, pero acuérdate también de que, más allá de tu negocio, tienes una familia, unos amigos y una vida. No dejes que tu proyecto se transforme en un dementor o acabarás tirando la toalla.
#5 El futuro
Pensar.
Es increíble que a veces algo tan esencial como eso se nos olvide.
Pero, lo cierto, es que cuando la lista de tareas se hace demasiado grande todo lo que hacemos se basa en ejecutar. Trabajamos y trabajos sin pararnos un segundo a reflexionar si lo que estamos haciendo tiene sentido. Y, al final, perdemos demasiado tiempo en acciones absurdas.
Yo siempre digo que un emprendedor debe tener la mirada puesta en tres focos: el pasado, el presente y el futuro.
Del primero solemos acordarnos en cierta medida; el segundo, nos absorbe por completo y el tercero… Dímelo tú. ¿Cuánto piensas en el futuro de tu negocio?
Seguramente poco o nada.
El problema es que sin futuro, no hay ambición ni hoja de ruta. Así que, si vas a emprender en 2018 o tienes el propósito de hacer crecer tu proyecto, párate un momento y decide en qué te quieres convertir. Vuelve a preguntarte qué quieres ser de mayor.